- Flores del reino animal en la obra de Liliana Gelman
La fotografía permite realizar un constante descubrimiento de la realidad o, por lo menos, de aquello que forma parte del mundo tangible, externo y, por lo tanto, abierto a la contemplación. La subjetividad de la mirada, que tal vez no sea nada más-ni nada menos-que la manera como percibimos aquel mundo objetivado y, a través del acto fotográfico, deseamos devolver, mostrar, compartir con los demás, hace de la fotografía un medio tan particular.
El fotógrafo, como tal, debe comprender que la forma en que la realidad alcanza la emulsión sensible es sutilmente diferente a como es percibida la visión. De ahí sus posibilidades creativas, ya que el acto fotográfico es una suerte de objetivación de lo subjetivo.
Las flores, tallos y formas registradas por Liliana Gelman con medios tan modestos como una sencilla cámara de 35 mm y un juego de lentillas de aproximación, podrían ser tomados como una confirmación de las palabras precedentes. Ella ha logrado crear nuevas formas.
Porque ese mundo, el de las flores-tan etéreo, expresivo e incluso de un romanticismo ingenuo a fuerza de decorativo-, deja de tener a través de su mirada-que es decir también de su cámara-, la dimensión que culturalmente le otorga el hombre.
De esa manera, la transformación de esas flores, sin dejar de ser un hecho estético, en la fragmentación del espacio y minuciosidad del detalle, adquieren cierto grado de consciencia, como si se hubieran animalizado a través de la cámara.
A. Becquer Casaballe
Fotomundo 385, abril 2000, Buenos Aires, Argentina